
Atrévete a dar un salto de fe
Ha llegado el momento de atreverte a dar un salto de fe. Ahora toca arriesgar, dejar de lado la mente racional que te avisa del peligro y confiar en tu intuición. No hay manera de saber cómo van a salir las cosas, a dónde te llevará este viaje a lo desconocido, lo que va a salir de esta apuesta por hacer lo que te apasiona, pero de esto se trata. De lanzarte sin conocer el resultado, cruzar los dedos y saltar.
No mires atrás
Es cierto, atrás están las decepciones, los fracasos, los desengaños y todo lo que no pudiste conseguir. No mires atrás. Hoy estás abriendo una nueva página del libro de tu vida, una página en blanco donde nada está escrito y todo es aún posible. No tienen por qué repetirse los errores, confía en tí, y atrévete.
Un billete hacia lo desconocido
Hay momentos en la vida en los que debes atreverte y sacar un billete de ida hacia un destino desconocido. Es necesario tener la fortaleza mental para confiar y arriesgar, y de forma paradójica conservar esta mente de niño, esta curiosidad que te empuja a querer experimentar cosas nuevas, a querer vivir.
La visibilidad
Internet y las redes conforman un universo infinito, un oceano, donde nadan miles de peces, grandes y pequeños. Hay mucha gente escribiendo, creando contenido, muchos libros se publican cada día. No olvides que eres un pez entre muchos, y que nadie te ve. Es la verdad, triste pero cierta. Cuesta mucho destacar. Pero ¿que vas a hacer? Tirar la toalla sin intentarlo? ¿Guardar las novelas que escribes en un cajón? ¿Condenarlas a muerte sin haber intentado siquiera abrirles un camino y echarlas a volar?
No te rindas
No, rendirte no es una opción. Lo más probable es que la experiencia no sea ideal, que te vuelvas a decepcionar. Que después de meses de trabajo, escritura, corrección, relectura, de todo lo que gastaste pagando corrección, maquetación y portada, salga a la luz tu libro y que venda muy poco, pero no es motivo para abandonar. Atrévete a intentarlo otra vez. No te rindas. Nunca lo hagas.
Volver a confiar
Hoy es mi turno. Me toca volver a confiar. Tiempo atrás, publiqué un libro, otro y otro más, pero las cosas no salieron como esperaba. Fue emocionante, y bonito tener por fin en las manos algo que salió de mi, de mi creatividad, de mi imaginación, pero también fue algo decepcionante comprobar que mis libros no pudieron llegar a los lectores como hubiera querido.
La persistencia, una de las mejores cualidades del escritor
Es cierto que el tiempo es un filtro, que deja a cada uno en su sitio. Los que quieren resultados inmediatos se cansan pronto y renuncian. Los demás, los tozudos, insisten, no se rinden, se caen y se vuelven a levantar, porque creen en lo que hacen, porque no abandonan. Son resilientes, yo soy de estos.
Ha llegado el momento
Ha llegado el momento de la verdad. Y es que cuando tomas la decisión de dar un salto de fe, te arriesgas a dar un paso a ciegas, aceptar el futuro como incierto, y aún así, seguir adelante. Me ha costado volver a publicar, pero sé que no hay otra posibilidad. Es esto o dejar de intentarlo, y no contemplo la posibilidad de renunciar.
Sin más dilación os presento:
Las confesiones del fénix

El 19 de abril, sale a la venta la versión en papel del libro y la versión ebook.
Reune dieciocho relatos de luces y de sombras, que tienen como hilo conductor
Hablan de vida y muerte, de amor y odio, de desesperación y resurrección, y sobre todo, del maravilloso poder de resiliencia del ser humano.
Admiro al ave fénix, porque es capaz de renacer de sus cenizas y volver a alzarse para emprender el vuelo, fortalecido y renovado.
Esta fénix está casi listo para emprender el vuelo.
Dejarse caer de espaldas
¿Recuerdas este juego de cuando eramos niños, que consistía en dejarse caer de espaldas hacia atrás, en los brazos de un adulto que te recibia? Hacía falta una buena dosis de confianza, ser capaz de acallar tu desconfianza natural y tener una confianza sin reserva en tus compañeros. Creer que no te iban a dejar caer.
¿Me prestas tus brazos?
Hoy vuelvo a verme en esta situación, me toca dejarme caer hacia atrás y confiar en que unos brazos fuertes me reciban, y debo confesar que tengo miedo. Miedo a caerme, a que no me recoja nadie, en una palabra, miedo al fracaso. Pero no es suficiente este miedo para frenarme, y para impedirme seguir adelante. Voy a dejarme caer, pase lo que pase, voy a atreverme.
Y te pregunto: ¿Me prestas tus brazos?
En la confianza de que estarás allí para recibirme, te doy las gracias por adelantado. Gracias por el apoyo, por estar cerca, y por creer en mi y leerme.
Gracias por darle una oportunidad a este fénix, y ayudarle a volar alto.

